Mezcla la levadura con la miel en un vaso hasta conseguir un liquido marrón. Mezcla todos los ingredientes en un bol, teniendo cuidado que la levadura no toque la sal. Trabaja la masa en la mesa hasta obtener una masa homogénea. Forma una bola, ponla en un bol pintado con aceite, tápala con papel film y déjala fermentar 2 horas, hasta que doble su volumen.